martes, 23 de julio de 2013

12/07/2013 Etapa 4: De Artieda a Undues de Lerda



Itinerario. El camino original de esta etapa está sumergido en el pantano de Yesa. El itinerario actual carece de los mojones que tanto ayudan al peregrino dándole seguridad en su camino e informándole del avance. La indicación se reduce a una deficiente señalización con las flechas amarillas. La ampliación del pantano en curso supone una nueva amenaza para los cultivos de los pueblos de la zona donde existe oposición al proyecto así como para algunas ermitas. El símbolo de esa oposición son las piedras azules que jalona el camino. Al contrario de lo que habíamos supuesto el camino no pasa por la orilla del pantano, vallada por las obras actuales, sino por una ladera agrietada por torrenteras resecas. En un punto dejamos la carretera y nos internamos por unos bosques más frescos hasta el pueblo de Ruesta. Impresiona la imagen de este pueblo monumental, abandonado y en ruinas. Es el testimonio de la ruina que ha ocasionado el pantano a un pueblo, aun inhiesto, al privarlo de sus campos de cultivo y forzar, por consiguiente, el éxodo de sus habitantes. Una vez más el paisano de Castiello de Jaca tiene razón: siempre pagan los-poca-ropa. Pasado Ruesta encontramos la maravillosa ermita de Santiago. Una larguísima pista forestal que se va elevando progresivamente nos lleva a un paso de montaña a 880 m de altura.  Llegar a este punto resulta agotador por el calor y por el desconcierto de no tener referencia de donde nos encontramos. Las señales del camino han desaparecido en todo este tramo. Sin embargo personalmente tuve dos sensaciones gratificantes en ese cansado tramo. La primera física, recuperando una sensación de mi época de maratoniano. Con Pere hicimos una subida a ritmo rápido y notaba que mis órganos (piernas, pulmones y sobre todo tobillos) respondían al esfuerzo con cansancio pero sin dolor.  La segunda poética. En el último tramo, casi coronando el puerto, las mariposas venían a saludarnos casi tocándonos  y nos acompañaban durante unos metros hasta que llegaba otra a relevarla en este cometido. Posteriormente, Xavi, el chico que lleva el albergue de Undués, nos explicó que hace unos días murió en ese alto un italiano. Lentamente descendemos para encontrar Undués. Antes de llegar encontramos unos tramos de la calzada romana. La etapa no nos ha dado la posibilidad del tan ansiado baño y llegamos extenuados a Undues. Maijo tiene que tumbarse en la sombra del lavadero público para evitar un inicio de desmayo. De la etapa nos quedará la monumentalidad austera de Ruesta y la sorprendente y bella soledad de las ermitas de San Juan y Santiago.
Gente del camino. Adriana, joven emprendedora hostelera, propietaria de la magnífica casa rural donde nos hospedamos y gestora del albergue de peregrinos, nos explica que en lo que va de año han decaído en 150 las pernoctaciones del albergue con respecto al año pasado. En las condiciones actuales el albergue no resulta rentable lastrado por las condiciones de la concesión municipal. Después de 7 años, piensa dejar la concesión antes que acabe el año, dejar la casa rural a cargo de su familia (de Zaragoza) y largarse a Escocia a buscar un trabajo en la hostelería. En el albergue nos encontramos dos veteranos peregrinos orondos que vienen de cerca de Jávea. Tienen lesiones en los pies y mañana cogerán un taxi hasta Sangüesa. El año pasado uno de ellos llegó a Santiago. El otro tuvo que abandonar antes de llegar. Aprovechamos la relación para que compartan taxi con nuestros equipajes y repartir el coste.

En perfecto estado de revista para la salida desde el albergue

Las piedras azules, simbolo de la oposición al pantano de Yesa

Ermita de S. Juan muy deteriorada
 
Ruesta

Ermita de S. Cristobal



Calzada romana a la llegada a Undues

Plaza e iglesia de Undues



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